Libertad de identidad

Libertad de identidad

Resumen

Los estudios sociales apuntan a algo denominado “estructuras religiosas profundas“, en las que los seres humanos anhelan naturalmente experiencias trascendentes, aunque no sean abiertamente religiosos. Todos rendimos culto a algo o a alguien, y es un derecho humano hacerlo, ya que forma una parte básica de nuestra identidad. La adoración debe elegirse libremente, nunca debe forzarse. Sin embargo, este folleto describe el peligro de forzar el culto religioso, algo que ocurrirá pronto según las profecías.

Tipo

Folleto

Editorial

Sharing Hope Publications

Disponible en

11 Idiomas

Páginas

6

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En 2009, el adolescente Justin Bieber lanzó su primer sencillo: una canción de amor que daría comienzo a una locura entre los jóvenes de todo el mundo. Los fans de esta estrella pop canadiense denominaron “Bieber Fever” [Fiebre Bieber] a su ídolo. Algunos incluso llegaron a crear santuarios dedicados a él en sus habitaciones. 

Billie Eilish, de doce años, era una de estas fans sumamente dedicada. Estaba tan obsesionada con él que recuerda haber llorado por miedo a que “nunca voy a sentir esto por nadie más”.1

Y Bieber no es el único que ha conseguido seguidores tan apasionados. A lo largo de la historia, los famosos han recibido adoración e idolatría, ya sea que provengan de la realeza, o sean músicos o estrellas del deporte. Dentro de nuestro corazón hay un impulso inconsciente por dedicarnos incondicionalmente a una persona, una cosa, una experiencia o incluso a un concepto. 

Los sociólogos han observado que los seres humanos gravitan hacia experiencias que les dan un sentido de trascendencia. Algunos descubren un sentido de autotrascendencia mediante la adoración de los famosos, porque les da una experiencia que excede la realidad. Otros recurren a deportes extremos, el arte, la música, los medios de comunicación o la espiritualidad. Un ejemplo perfecto es el escalador Alex Honnold, quien arriesgó la vida al escalar la pared rocosa de 914 metros de El Capitán (en el Parque Nacional Yosemite, EE. UU.) sin cuerdas. El New York Times describió su experiencia como “una oportunidad milagrosa para que el resto de nosotros vivamos lo que podríamos llamar la sublimidad humana”.2 Experimentamos un sentimiento de asombro cuando nos topamos con lo que es significativo, heroico o inspirador.

La pregunta, entonces, no es si adoramos, sino más bien a quién o qué adoramos. La adoración no es un concepto exclusivamente religioso ni dogmático; es un concepto humano, que atraviesa todas las gamas de raza, nacionalidad y antecedentes religiosos (o no religiosos). Como tal, el acto de adoración es un derecho humano que forma parte fundamental de nuestra identidad humana. La adoración nunca es algo que deba forzarse ni impedirse. Aun así, una antigua predicción nos advierte de un tiempo futuro en que nuestra libertad se verá amenazada.

La formación de nuestra identidad

Las Escrituras judeocristianas frecuentemente mencionan el tema de la adoración. En sus historias, la verdadera adoración siempre se describe como el resultado de un corazón consagrado a su objeto de adoración. Dado que el amor, la devoción y la lealtad no pueden forzarse, la adoración es un acto voluntario.

Al conformar nuestra identidad, debemos ser libres de elegir a quién o a qué adoramos. No queremos que los vendedores furtivos ni las campañas de las redes sociales manipulen nuestra lealtad más profunda; o, como en algunos países, que esta lealtad sea forzada por temor a represalias. La decisión de adorar o no, o a quién o a qué adorar, debe provenir de nuestra identidad, nuestros valores y el sentido de libertad personal. 

Sin embargo, la Biblia también describe adversarios hostiles que han intentado forzar la adoración a lo largo de la historia, y lo volverán a hacer. 

¿Adoración forzada?

El libro bíblico de Daniel presenta a Sadrac, Mesac y Abed-nego, tres hebreos que fueron llevados de Israel a Babilonia como esclavos. Su identidad judía prohibía la adoración a estatuas e ídolos. 

Todo iba bien para estos tres jóvenes hasta que el rey de Babilonia, Nabucodonosor, erigió una estatua de oro en la planicie de Dura. Convocó al pueblo a la llanura y le dijo que, cuando sonara la música, todos debían inclinarse ante ese ídolo. Cualquiera que se negara a hacerlo sería arrojado a un horno ardiente. 

De todas las personas allí reunidas, solo tres optaron por negarse, debido a sus convicciones. Sadrac, Mesac y Abed-nego no se inclinaron cuando sonó la música. Pero, a pesar de que este dictador se indignó y ordenó matarlos, estos jóvenes salieron milagrosamente con vida (ver Daniel capítulo 3). Este es un relato de fidelidad a las convicciones personales, incluso ante una amenaza de muerte. Esto nos recuerda que la adoración verdadera no se puede forzar pero, aun así, siempre habrá quienes quieran que nos inclinemos al sonido de la música.

La verdadera adoración contra la falsa adoración

La Biblia habla de una entidad que buscará forzar la adoración en nuestra época. Este es el mismo poder religioso-político que persiguió al “pueblo santo del Altísimo” durante la Edad Oscura (ver Daniel 7 y Apocalipsis 13:5-8). Este poder fue “herido” y perdió popularidad después de la Edad Media, pero ha ido recuperando popularidad. La Biblia predice que llegará el momento en que “¡la herida mortal sanó! Todo el mundo se maravilló de este milagro y dio lealtad” a esta entidad (Apocalipsis 13:3). Es en ese momento que se promulgará una ley de adoración forzada que desafiará el derecho humano de elegir y formar nuestra identidad personal (ver Apocalipsis 13, 14 y 17).

Pero, habrá un grupo de personas que no se dejarán coaccionar. Estas personas estarán arraigadas en su identidad espiritual personal. Respetarán las decisiones individuales de los demás, y a su vez se mantendrán fieles a sus propios valores. De hecho, su libertad significará tanto para ellos que preferirán morir antes que seguir el código de adoración que contradice sus convicciones espirituales. Ellos entenderán que la esencia de la adoración debe ser la libertad. La adoración es, y siempre ha sido, una decisión

Para obtener más información sobre esta crisis predicha y lo que significa entender la adoración como un derecho humano, contáctanos utilizando la información al dorso de este folleto.

1. Meredith Kyle, “Billie Eilish Shares Supportive Messages From Justin Bieber in ‘The World’s a Little Blurry’ Doc”, ET, etonline.com, 26 de febrero de 2021. 
2. Mark Synnot, “Exclusive: Alex Honnold Completes the Most Dangerous Free-Solo Ascent Ever”, National Geographic, nationalgeographic.com, 3 de octubre de 2018. 
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Los pasajes bíblicos fueron tomados de la Nueva Traducción Viviente ®. Copyright © 2010 por Tyndale House Foundation. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

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