¿Hay esperanza después de la muerte?

¿Hay esperanza después de la muerte?

Resumen

La muerte es universal, pero no es fácil de aceptar. ¿Por qué? Porque Dios creó a los seres humanos para que vivan por siempre. Pero cuando el pecado entró en el mundo, también vino la muerte. ¿Permitirá Dios que el mal gane, o existe tal cosa como la resurrección de los muertos? Mucha gente cree que la muerte es el fin. No obstante, todos los patriarcas y profetas escribieron acerca de un tiempo en el que Dios resucitará a los muertos y les dará vida eterna. Este folleto ofrece una breve descripción de lo que sucederá en ese momento.

Tipo

Folleto

Editorial

Sharing Hope Publications

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6

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“Sarah está muerta”. Anna no lo podía creer.1 ¿Cómo era posible que su hermana de 26 años se haya ido? Sarah iba en bicicleta al trabajo cuando, sin querer, giró bruscamente hacia la calle y un automóvil que se aproximaba la atropelló. La familia quedó conmocionada con su muerte.

Durante varios días, Anna casi no pudo comer ni dormir. A medida que pasaban los meses, alternaba entre la consternación, la ira y la angustia. Cada vez que veía a hermanos interactuar, le corrían lágrimas por las mejillas al pensar en la hermana que ya no tenía.

La muerte nunca es bienvenida. A veces, avanza sigilosamente con la vejez y las enfermedades crónicas. Otras veces, llega sin previo aviso.

Probablemente tú hayas perdido a un ser querido. Hay algo totalmente errado con la muerte, ¿verdad? Parece antinatural. Los seres humanos ¿fueron creados para morir?

Más aún, ¿nos atrevemos a esperar algo mejor, un mundo sin dolor ni muerte?

Dónde comenzó la muerte

Quizás el primer hombre y la primera mujer se hayan angustiado con estas preguntas.

Su vida no comenzó sabiendo lo que era la muerte. Vivían en la perfección del jardín del Edén, sustentados por el árbol de la vida. Todo lo que había en el jardín había sido provisto para su deleite; salvo un árbol. Dios les había ordenado: “Del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis/Bereshit 2:16, 17).

Lamentablemente, Adán y Eva desobedecieron este mandato y sufrieron las consecuencias. “Porque polvo eres, y al polvo volverás”, les dijo Dios. La muerte sería su destino. Fueron excluidos del jardín del Edén y del árbol de la vida (ver Génesis 3).

La muerte se hizo realidad casi de inmediato para Adán y Eva: a fin de que tuvieran túnicas de piel para vestirse, tuvo que morir un animal. ¡Imagínate el dolor de ellos al caer en la cuenta de los resultados de su desobediencia! Los dolores se multiplicaron cuando su hijo Caín asesinó a su hermano Abel (Génesis 4).

El rey Salomón tenía razón cuando escribió: “Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido. Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida” (Eclesiastés/Kohelet 9:5, 6).

Victoria sobre la muerte

Y, sin embargo, Adán y Eva no perdieron completamente la esperanza. Dios les había prometido: “Y pondré enemistad entre tú [la serpiente engañadora] y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón” (Génesis 3:15).

La serpiente es el diablo, que ha causado muerte y destrucción en el mundo hasta nuestros días, pero la descendencia —la simiente— de la mujer desafiaría su poder y “aplastará” la cabeza de la serpiente, provocando la muerte de la serpiente.

Muchos eruditos de la comunidad judía han creído que la simiente de la mujer es el Mashíaj. Al aplastar la cabeza de la serpiente, el Mashíaj sufriría una calamidad (le morderían el talón), y sería “cortado” (Daniel 9:26). Pero el diablo experimentaría una herida mayor: en la cabeza. Finalmente, el Mashíaj sería el vencedor del diablo, el causante de la muerte.

La resurrección y el reino mesiánico

La muerte no es el final para quienes esperan en el Mashíaj. Aunque el Tanaj habla del carácter definitivo de la muerte en el presente, también ofrece la esperanza de una resurrección. Nosotros sabemos que la resurrección es posible: el profeta Eliseo resucitó al hijo de la sunamita por el poder de Dios (2 Reyes 4:17–37) y, cuando el cadáver de un hombre muerto tocó los huesos de Eliseo, el hombre “recobró la vida y se puso de pie” (2 Reyes/Melejim 13:20, 21). Pero el Tanaj no solo nos consuela con historias del pasado; también nos da una mirada hacia el futuro. El libro profético de Daniel promete que “del polvo de la tierra se levantarán las multitudes de los que duermen” (12:2). La victoria del Mashíaj sobre la muerte haría posible esta resurrección.

Mediante su victoria, el Mashíaj irá “a consolar a todos los que están de duelo, y a confortar a los dolientes de Sión [...] a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento” (Isaías 61:2, 3). Esta promesa encontrará su cumplimiento final en el reinado del Mashíaj en la Tierra Nueva; en ese entonces, “devorará a la muerte para siempre; el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro” (Isaías 25:8).

Job se aferró a esta esperanza a pesar de las circunstancias difíciles. Perdió gran parte de su riqueza, sus diez hijos y la salud. Pero incluso en medio del dolor y de su agónica enfermedad, declaró: “Yo sé que mi redentor vive, y que al final triunfará sobre la muerte. Y, cuando mi piel haya sido destruida, todavía veré a Dios con mis propios ojos” (Job 19:25–27).

Amigo, tal vez derramaste lágrimas por una pérdida y anhelas algo más, así como Job. La muerte de un ser querido nunca es fácil. Pero, cuando llegan las pruebas, tenemos algo a que aferrarnos. La promesa del Mashíaj nos da la esperanza de la resurrección y de volver a ver a nuestros seres queridos.

¿Te gustaría aprender más acerca de este Mashíaj prometido? Por favor, utiliza la información del reverso de este folleto para contactarte con nosotros.

1. No son sus verdaderos nombres. Copyright © 2023 by Sharing Hope Publications. Esta obra se podrá imprimir y compartir sin permiso previo del editor para fines no comerciales.
Los pasajes bíblicos fueron tomados de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®. Copyright © 1999 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.®

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