
La liberación final
Resumen
La nación judía ha sido perseguida durante mucho tiempo, pero Dios nunca los ha abandonado. El libro de Daniel prometió la liberación de los judíos de Babilonia, y también predijo exactamente cuándo el Mashíaj vendría a librarnos del pecado. Los tiempos de la profecía de Daniel son muy específicos. Señalan el año exacto en el que debemos esperar ver al Mashíaj. Este folleto nos guía en esos cálculos proféticos hasta llegar a una conclusión muy sorprendente.
Tipo
Folleto
Editorial
Sharing Hope Publications
Disponible en
6 Idiomas
Páginas
6
Eliezer Wiesel era un niño judío de un pueblito de Rumania. “Salías a la calle durante el sábado y podías sentir el Shabat en el aire”, decía para describir a su comunidad unida.
Pero, todo cambió cuando llegaron los nazis. Eliezer, de 15 años, vio cómo se llevaban a sus vecinos: “Uno por uno, pasaban frente a mí. [...] Allí iban, vencidos, arrastrando sus fardos, arrastrando su vida, abandonando sus casas, los años de su niñez, acurrucados como perros golpeados”.
Pronto, la familia Wiesel enfrentó el mismo destino. Al llegar a Auschwitz, a Eliezer lo separaron de su madre y de su hermana, y nunca más volvió a verlas. A él y a su padre, los extenuantes trabajos forzados del campo los debilitaron hasta agotarlos a causa del hambre y las frecuentes palizas. Eliezer no podía hacer nada mientras su padre se consumía y finalmente murió. “No tenía más lágrimas”,1 recuerda.
Los nacidos en el judaísmo entienden esta herencia de persecución, no solo durante el Holocausto, sino también miles de años antes de eso.
Buenas noticias para los judíos
Daniel abordó la búsqueda de respuestas con un espíritu enérgico. Las profecías de Jeremías eran claras: el pueblo judío saldría de Babilonia y regresaría a su tierra después de setenta años (Jeremías 29:10). Daniel consideró que los pecados de Israel debían ser tan grandes que Dios había pospuesto el regreso de ellos. Así que, confesó los pecados de Israel en una oración ferviente (Daniel 9:4–19).
De repente, apareció el ángel Gabriel y consoló a Daniel con respecto a Jerusalén. Le dijo a Daniel que Israel recibiría el perdón mediante el Mashíaj-Nagid (Daniel 9:25).
El Mashíaj será cortado
¿Cómo llevaría a cabo todo esto el Mashíaj? El Todopoderoso quería enseñarle a Israel que el perdón solamente se podía obtener mediante la muerte del pecador o de un sustituto. La historia bíblica de la Aquedá ilustra esta lección. Isaac, el hijo de Abraham, tenía que morir, pero, a último momento, Dios proveyó un carnero que murió en su lugar.
De la misma manera, Israel recibía el perdón mediante los sacrificios del Templo. Los animales ocupaban el lugar de los pecadores, y simbolizaban lo que haría el Mashíaj (comparar con Isaías 53). Daniel 9:26 y 27 dice que “se quitará la vida al Mashíaj”, y que “hará cesar el sacrificio y la ofrenda”. Mediante su muerte, el Mashíaj ocuparía el lugar del pecador, pondría fin al pecado y conseguiría la justicia eterna.
El cumplimiento de la profecía
Exploremos la cronología de esta profecía. En tiempo profético, un día equivale a un año literal (Ezequiel 4:6; Números/Bamidbar 14:34). Por ende, 70 semanas proféticas son 490 días proféticos, o 490 años literales. Este período de 490 años se divide en tres partes:
1) siete semanas, o 49 años;
2) 62 semanas, o 434 años; y
3) una semana, o siete años.
El punto de partida para el período de 490 años era “la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén” (Daniel 9:25). El decreto del rey Artajerjes para reconstruir Jerusalén ocurrió en 457 a.e.c.
El primer período de 49 años fue la respuesta directa a la oración de Daniel: anunciaba la restauración de Jerusalén (457 a.e.c.–408 a.e.c.; ver Esdras 7).
El segundo período, de 434 años, señalaba al ungimiento del Mashíaj. “Desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas” (408 a.e.c.–27 e.c.; Daniel 9:25). En el momento preciso, en el año 27 e.c., Ieshúa fue a Iojanán ben Zejariá ha Kohen en la mikvé perfecta (el río Jordán) para su tevilá. Cuando salió del agua, una voz del cielo y una paloma que descendió sobre él confirmaron el ungimiento.
El último período, de siete años, cierra la profecía. A la mitad de esos siete años, el Mashíaj sería cortado. Tal como estaba profetizado, Ieshúa murió a manos de los soldados romanos en Pésaj del año 31 e.c.
Sin embargo, Ieshúa no está muerto. Él resucitó (Isaías 53:10). En la segunda mitad de la semana profética (31–34 e.c.), estableció un pacto con sus discípulos, y de este modo culminan los 490 años.
Así como esta profecía les dio esperanza y aliento a los judíos exiliados de la época de Daniel, hoy nos ofrece una buena noticia a nosotros: Dios se acuerda de su pueblo que ha sido abatido y marginado. Por su gran amor, nos ha enviado un Mashíaj que ofrece la victoria en medio del sufrimiento.
Al igual que Daniel, podemos depositar nuestra confianza en las profecías que señalan al Mashíaj y su venida. Para obtener más información sobre estas increíbles profecías del Tanaj, utiliza la información que se encuentra al dorso de este folleto para comunicarte con nosotros.
1. Joseph Berger, “Elie Wiesel, Auschwitz Survivor and Nobel Peace Prize Winner, Dies at 87”, The New York Times, 2 de julio de 2016.Copyright © 2023 by Sharing Hope Publications. Esta obra se podrá imprimir y compartir sin permiso previo del editor para fines no comerciales.Los pasajes bíblicos fueron tomados de la Reina-Valera 1960®. © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados, 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.
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